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El Caballero Relictor es un adusto guardián del Templo de las Eras. En el campo de batalla, este guerrero de aspecto macabro entona plegarias el Dios Rey para invocar su fuerza divina y así aplastar a sus oponentes e inspirar a sus aliados.
Estos parangones de la devoción y el poder militar están armados con contundentes mazas reliquia y van ataviados con una armadura atronadora decorada con macabros detalles y confeccionada con lóbregos tejidos. Llevan los huesos de sus santos a la batalla, donde los queman en enormes incensarios cadavéricos para anular los poderes oscuros y proteger a sus hermanos de los susurros de los muchos dioses perversos y oscuros que luchan contra las fuerzas del Orden.
El Caballero Relictor es un adusto guardián del Templo de las Eras. En el campo de batalla, este guerrero de aspecto macabro entona plegarias el Dios Rey para invocar su fuerza divina y así aplastar a sus oponentes e inspirar a sus aliados.
Estos parangones de la devoción y el poder militar están armados con contundentes mazas reliquia y van ataviados con una armadura atronadora decorada con macabros detalles y confeccionada con lóbregos tejidos. Llevan los huesos de sus santos a la batalla, donde los queman en enormes incensarios cadavéricos para anular los poderes oscuros y proteger a sus hermanos de los susurros de los muchos dioses perversos y oscuros que luchan contra las fuerzas del Orden.
Esta caja de 10 piezas de plástico sirve para montar un Caballero Relictor y viene con una peana redonda Citadel de 40 mm. Esta miniatura viene sin pintar ni montar; recomendamos usar pegamento y pinturas Citadel.
El Caballero Relictor es un adusto guardián del Templo de las Eras. En el campo de batalla, este guerrero de aspecto macabro entona plegarias el Dios Rey para invocar su fuerza divina y así aplastar a sus oponentes e inspirar a sus aliados.
Estos parangones de la devoción y el poder militar están armados con contundentes mazas reliquia y van ataviados con una armadura atronadora decorada con macabros detalles y confeccionada con lóbregos tejidos. Llevan los huesos de sus santos a la batalla, donde los queman en enormes incensarios cadavéricos para anular los poderes oscuros y proteger a sus hermanos de los susurros de los muchos dioses perversos y oscuros que luchan contra las fuerzas del Orden.